



La carta de La Tristeza aparece cuando en tu sistema familiar hubo una pérdida que no pudo ser llorada. Esta tristeza no es debilidad ni depresión; es una emoción detenida en el tiempo que busca ser reconocida. Llega cuando algo o alguien importante fue perdido y el sistema siguió adelante sin permiso para sentir.
Esta carta habla de una herida de duelo no elaborado. Puede tratarse de una muerte, una separación, una infancia que no fue como necesitaba ser, un amor que no llegó o una vida que no pudo vivirse plenamente. Cuando el dolor no tuvo espacio, la tristeza quedó guardada y se transmite como un clima emocional silencioso.
Cuando esta herida se activa, puedes sentir melancolía sin causa aparente, cansancio profundo, nostalgia constante, dificultad para disfrutar del presente o una sensación de vacío suave pero persistente. No es que algo esté mal ahora; es una memoria emocional que pide cierre.
Lo que esta carta te invita a sanar no es la tristeza, sino la negación de la pérdida. Sanar implica permitirte sentir lo que no se pudo sentir entonces. La tristeza no necesita ser empujada ni arreglada, solo acompañada. Al darle un lugar, el sistema se relaja.
La sanación comienza cuando reconoces internamente aquello que fue perdido y le das un lugar en tu corazón. Puedes hacerlo honrando el recuerdo, permitiendo el llanto si llega y aceptando que esa pérdida forma parte de tu historia, pero no define tu futuro. Al hacerlo, devuelves al sistema el dolor que no te corresponde cargar solo y recuperas tu capacidad de estar presente.
Cuando integras el mensaje de La Tristeza, el dolor se transforma en profundidad. La vida recupera su valor y su sentido. Desde la aceptación, el corazón vuelve a abrirse con una suavidad nueva, capaz de amar sin olvidar.


© TAROTA ARCANA
